GUITARRICADELAFUENTE
LA EVOLUCIÓN DE LAS
RAÍCES
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Guitarricadelafuente…
Muchos son los elementos de Álvaro Lafuente que remiten a sus raíces,
comenzando por el diminutivo de su nombre artístico, que fluye desde el
pueblo aragonés de sus abuelos. O esa inseparable guitarra acústica que
también le bautizó. Por eso la sofisticación que afronta adquiere en su
música una dimensión especial: fascinante y seductora. El Guitarrica de 2021
se doctora desde una originalidad extrema, la misma que le convierte en uno
de los artistas más prometedores de nueva década.
El
parón de la pandemia le sitúo en un punto de vista distinto frente a sus
canciones, que le conduce hacia un 2022 en el que llega La cantera, su álbum
de debut. Ya no salen directamente de su guitarra, sino que se someten a un
cuidado proceso creativo, para jugar con las estructuras y reinventarse en el
estudio. Es un nuevo Guitarricadelafuente, pero es el mismo. El de ese estilo
tan personal que le hizo explotar desde la muy casera El conticinio (2018),
grabada en su habitación con un micrófono de Singstar. Pero ahora sin tapujos
para flirtear con la electrónica y los sonidos urbanos.
Las
raíces de Álvaro (Benicasim,1997) se engalanan en La cantera. “Ahí viene la
cantera”, le decían sus abuelos cuando lo veían pasar en sus vacaciones por
las calles de Cuevas de Cañart, Castellote, en el Maestrazgo turolense. Con
apenas 70 habitantes, el pueblo recuerda mucho a eso que llaman la España
vaciada. Es un destino idílico donde reposan los buenos recuerdos; el lugar
al que siempre quiere volver la cantera, la juventud inconformista con una
sociedad corrompida por los adultuos.
Esa
especie de lugar mítico lo reinventa Guitarrica de la mano de Raül Refree,
uno de los grandes productores del momento. Juntos descubrieron las enormes
posibilidades de unas canciones que exploran caminos distintos, pero sin
perder jamás el vínculo con la tradición tal y como la entiende el artista.
Es
un decidido paso adelante para un tipo que se rebela contra el
encasillamiento y que inaugura una etapa en su trayectoria. Se apoya en el
folclore o en la poesía y escarba entre sonidos introspectivos pero
coloridos. Es una versión refinada de aquel chaval que un buen día se
convirtió en ídolo de masas y que ahora pone encima de la mesa sus argumentos
de más talento.
Si
con El conticinio había hecho bum, más reproducido sería su sencillo
Guantamamera, otro guiño a Las Cuevas de Cañart —donde grabó su videoclip—,
que ha sumado 23 millones de escuchas. En 2019 fue clasificado como uno de
los fenómenos musicales revelación de España por diferentes medios.
Su
primera gira, La Girica, la empezó en 2019 y la continúo en 2020. Visitó
distintas ciudades y festivales de España, con el papel agotado en muchos de
sus conciertos. Uno de sus grandes hitos iba a ser el Teatro Circo Price de
Madrid, previsto para el 3 de abril. Vendió todas las entradas en ocho horas,
pero ocurrió lo que todos sabemos. En 2020, fue nominado a tres categorías de
los Premios MIN de la Música Independiente: Mejor Artista Emergente, Mejor
Canción del Año por Agua y mezcal y Mejor Videoclip por Guantanamera.
Pero
todo eso ya es historia. Guitarrica se renueva y suena melancólico pero
feliz, convencido como está de que una cosa no está reñida con la otra.
Mezcla un pandero de peñaparda con sintetizadores, pasa del bombo legüero a
su propia y peculiar guitarra y agita a Labordeta con Bon Yver. Sus piezas
suenan actuales, pero encajan con la tradición en un puzle con vocación de
obra selecta.
El
resultado sorprende al propio Álvaro. Lo explica de la siguiente manera: “Es
como haber llegado a un punto al que quería dirigirme para comprobar lo que
quería hacer, y no puedo negar que me sorprende hasta a mí”.
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