Érase una vez, en una ciudad de España, un partido político
y su alcalde llevan más de treinta y cuatro años ejerciendo
el caciquismo y la corrupción. Se les notifica la llegada de
un inspector del gobierno, que debe analizar sus cuentas.
El alcalde siguiendo su tendencia natural, se propone
comprar la voluntad del inspector con todo tipo de agasajos,
homenajes, regalos y dinero. Sin embargo, aparecen en la
ciudad un sobrino y su tío, con intención de solicitar la
mano de la sobrina del alcalde. Éstos son confundidos por
el inspector del gobierno, provocando todo tipo de divertidos
malentendidos.