Música de Andrew Lloyd Webber. Texto de Tim Rice. Adaptación de Artine y Azpilicueta. Desde el estreno de este musical en los escenarios de Broadway en 1971, JESUS CHRIST
SUPERSTAR es el referente en su género, la ópera rock, sin que haya visto decrecer su interés a lo
largo de estos cuarenta años; más bien, ha ido llenándose de contenido en sus múltiples versiones
teatrales o cinematográficas, sin perder su vigencia.
Pero, ¿qué hace tan atractiva esta vieja historia? Creemos que su éxito consiste en el tratamiento de
la figura de Jesús como el mito de la rebeldía frente al poder y su búsqueda honesta de la verdad, y todo ello sin abandonar su dimensión humana.
De hecho, la obra, que se basa en los últimos siete días de su vida, de la entrada en Jerusalén a la
Crucifixión, prescinde de la Resurrección para obviar cualquier alusión a la divinidad. Esa dimensión humana se ve reforzada por su relación psicológica con los demás personajes, tanto con el
antagonista Judas, presentado más que como traidor, como un escéptico. Además de la relación
sentimental sugerida con Magdalena.
Nuestra producción aboga por ahondar esta condición de contemporaneidad: siempre habrá héroes
anónimos que luchen por la honestidad frente al poder corrupto de los grupos de presión, fariseos de
todos los tiempos que manipulan las masas, tan capaces de ensalzar al héroe como de condenarle.
Esa es la razón de la estética elegida en nuestra producción. La contextualización de la historia en un
mundo actual permitirá al público acoger su mensaje como un símbolo de nuestro tiempo y, a la vez,
un símbolo de la humanidad de todos los tiempos: la honestidad siempre pierde ante el cinismo del
poder.