En 2016 se cumplieron 100 años del nacimiento de Antonio Buero Vallejo,
uno de los dramaturgos españoles más importantes del siglo XX. La compañía
Telón Corto quiso celebrar ese centenario, poniendo en escena la primera y una
de las más importantes obras escritas por el autor: En la ardiente
oscuridad.
Estructurada en los tres actos tradicionales, presenta los sucesos que
le ocurre a un grupo de estudiantes ciegos en una institución especializada,
que se ha convertido en una burbuja donde los mantienen al margen del mundo de
los videntes (como catalogan a los que pueden ver). Ignacio, héroe trágico de
este drama, irrumpe con la fuerza arrolladora de quien es consciente de la
realidad, y poco a poco va calando en las conciencias de sus compañeros,
especialmente de Carlos, su antagonista y estudiante modelo del centro dirigido
por don Pablo, invidente como ellos, que representa la figura autoritaria e
intransigente de la institución y, que le convence del riesgo que supone
Ignacio para la convivencia feliz de los alumnos.
Dado que es una obra
producida bajo la censura del periodo de la posguerra española del siglo XX, la
dualidad de su significado es una de sus constantes. En la superficie, trata de
cómo un elemento subversivo penetra en un medio ambiente ideal; sin embargo, en
el fondo, se descubre una voz disidente que señala los males que aquejaban a
nuestra sociedad en los años cuarenta y cincuenta, aparentemente perfecta. Se
podría interpretar, entonces, como un señalamiento a la ceguera en la que vivía
la sociedad de la época, que se negaba a reconocer las faltas del régimen
autoritario en la que vivían.