Esta versión libre del clásico de Shakespeare reflexiona sobre el ansia de poder en la era de las 'fake news'
¿Qué tendrán los malos que nos gusta mirarlos? ¿Qué morbo se desata en nosotros como espectadores del mal? ¿Qué es lo que hace que, generación tras generación, Ricardo III sea una presencia permanente sobre nuestros escenarios?
Nos produce hilaridad, espanto, pero nadie se lo quiere perder. Nos divierte con su ironía. Él mismo se admira de lo que ha sido capaz. Y con la misma energía nos promete que seguirá y seguirá. Lo quiere todo. Quiere el poder. Le entretiene conseguirlo a despecho de todo, maquinar cómo acceder a lo que todavía no es suyo. Luego en realidad no sabe qué hacer con el poder, le aburre ejercerlo. Lo que disfruta es del vértigo de la caza. Tiene hambre de matar, no mata por hambre.
Ricardo III es una función plagada de envidias, corrupción, luchas de poder, codicia, injusticia, ‘fake news’, engaños políticos, intereses partidistas…
Sábado 3 de octubre. 20 h.