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Lola Herrera y Juanjo Artero, madre e hijo durante un conflicto en 'La velocidad del otoño'
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Una obra mordaz, divertida y profundamente conmovedora acerca de la fragilidad y frugalidad de la vida
Las tablas del Romea recibieron a dos grandes intérpretes en La velocidad del otoño, una obra mordaz, divertida y profundamente conmovedora acerca de la fragilidad y frugalidad de la vida.
La obra cuenta la historia de Alejandra, una artista de 79 años de edad, que se enfrenta a su familia por el lugar donde va a pasar el resto de los años que le quedan de vida. A su favor tiene su ingenio, su pasión por la vida y una barricada que ha creado en la puerta de su casa con suficientes cócteles molotov para hundir el bloque entero. Pero sus hijos tienen su propia arma secreta: su hijo más joven, Cris, que regresa después de 20 años de ausencia apareciendo a través de la ventana del segundo piso en el que vive Alejandra para convertirse en un mediador in extremis de la familia. Apenas pronuncia las palabras “Hola, mamá” cuando las bombas emocionales comienzan a explotar.
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